Mouris Salloum George*
Parafraseando a Carlos Gardel: Silencio en la noche/ ya todo está en calma/ el músculo duerme/ El crimen trabaja…
De cierto, el coronavirus está exponiendo a la luz del sol los más bajos instintos de algunos segmentos de la sociedad mexicana.
Ya es reporte conocido que en varias ciudades de la República, incluyendo la sede de los tres Poderes de la Unión, personal médico y de enfermería está siendo objeto de vejaciones y amenazas de violentos vecinos o transeúntes que parecen ver en esos servidores que luchan por la vida del prójimo el enemigo a vencer.
Al inicio de esta semana, en la Ciudad de México, se dio un suceso ruin: Componentes de brigadas de voluntarios que llegaron de Nuevo León a la capital a servir a los compatriotas pacientes de la pandemia y fueron alojados en un hotel relativamente céntrico, fueron tomados por rehenes de un comando vestidos con uniformes falsos del Ejército, los amedrentaron y fueron despojados de sus pertenencias.
Instantáneamente, sus familiares empezaron a recibir llamadas telefónicas por aparatos celulares para someterlos a extorsión económica. Algunos parientes, madres sobre todo, cedieron a las amenazas.
La Fiscalía General de la Ciudad de México tomó nota del asunto. Las llamadas procedieron de las celdas de un reclusorio del estado de Tamaulipas, donde el gobernador se ocupa de grabar videos y subirlos a las redes sociales para expresar sus fobias contra la Federación, como lo hace el de Jalisco.
Ajustes de cuentas entre sicarios a la orden del día
El fin de semana pasado, en Sinaloa el ajuste de cuentas corrió a cargo de bandas de sicarios cuyos patrones se disputan las plazas locales para controlar el negocio de la droga.
Es una constante de 2020: En plena curvas del coronavirus, durante este periodo se han perpetrado el asesinato de casi 200 policías federales y estatales. Guanajuato se lleva las palmas en esa brutal competencia.
“Fenómeno cultural”, pero inadmisible
Hace unas horas, el turno tocó a Morelos. En residencia privada fueron ejecutadas cinco personas, entre ellas un alto funcionario de Hacienda del sexenio pasado.
Como diría afamado mexiquense: Es un fenómeno cultural. Puede que sí, pero como el de la corrupción, es un fenómeno inadmisible en temporada de tragedia nacional. No se vale.
* Director General del Club de Periodistas de México, A.C.